Quien vivió o recorrió Pichincha en la segunda mitad del siglo pasado, seguramente vio u oyó hablar de Rita la Salvaje. Quien no, seguramente conoce su leyenda. Cautivó durante casi tres décadas al público de todo el interior del país y muy especialmente al de Rosario con sus famosos números de streaptease a los que llevaba hasta sus últimas consecuencias, desnudándose totalmente a la vista del público en cabarets locales. Aquí repasaremos su historia de vida.
Sus comienzos
Rita nació en Isla Maciel (Dock Sud – Provincia de Buenos Aires) el 15 de junio de 1927, bajo el signo de Géminis. Vivió junto a sus tres hermanos en la ciudad de Avellaneda. Se intuye una infancia difícil. Afirma haber ido poco a la escuela, pero lo suficiente para aprender a leer y escribir. Su madre –ama de casa- falleció muy joven, con apenas 50 años. Su padre trabajaba, pero falleció incluso antes que su madre; quedando uno de sus hermanos como en encargado de alimentar a la familia.
A los 17 años, se escapó de su hogar. Lo cuenta con naturalidad: “Me escapé, cuando tendría 16 o 17 años. Encontré una amiga que me contó sobre un aviso en el diario pidiendo dos chicas para bailar.” 1. El aviso solicitaba que los postulantes tengan buen cuerpo, buenas piernas y buena cara. Rita juntó coraje y se presentó. La tomaron enseguida. Ese lugar se llamaba La Mosquita. Cuenta: “Empecé a bailar mambo, afro cubano, caravanas, árabes con pañuelos en la cabeza.” 1
En otra entrevista relata una versión algo diferente: Era un hotel, había una señora, Estrellita Rey, y un señor, su esposo Domínguez, y los dos nos enseñaron a bailar a un ballet de seis chicas. Bailábamos mambo, qué rico el mambo, mambo 5, mambo 8, caravanas, empecé así.2. Al poco tiempo, se volvió solista; incorporando a su repertorio afros cubanos, con coreografías más osadas: revolcándose, moviendo el busto, dando un espectáculo inédito para el momento.
Al principio bailaba en desabillé, hasta que le sugirieron que mostrara un poco más. “Lo mí es el stritís” declaraba para el Diario Clarín. Rita fue la primera que se animó a bailar completamente desnuda en un escenario nacional: La gente se volvía loca, me aplaudían a rabiar. Porque ninguna se desnudaba. Fui la primera que se desnudó en la Argentina y en el extranjero, afirmaba.3
Al principio, sus presentaciones las hacía bajo el seudónimo de Rita Day, ya que quienes vivieron esas épocas, aseguran que su parecido con Rita Hayworth era notable. Bajo ese nombre hizo una gira por Chile, uno de los primeros países fuera de argentina en donde triunfó. El mote de “La Salvaje” vendría un tiempo después, en el marco de una presentación en el American Bar de la ciudad Porto Alegre (Brasil) al que fue contratada por un hombre de buenos Aires. El locutor que animaba la velada mientras Rita hacía su show de danza afro-cubanano, al ver su extraordinario cuerpo mecerse al ritmo de la danza exclamó ¡Que salvagem! Y de ahí pasó a la eternidad como su único nombre.
Dice Rafael Ielpi que “Rita La Salvaje, hizo honor hasta el final a ese apelativo, negándose a ser una marginal para reconocerse, con justicia, como una mujer capaz de demostrar con orgullo que la exhibición de su cuerpo desnudo estaba más allá de la vulgar obscenidad, para ser en realidad un desafío a las convenciones pacatas y la reafirmación de su vocación.”4
Rita tuvo que aprender a desenvolverse en el escenario: le enseñaron a hablar con el público, a hacer chistes, a decir porquerías. Su desparpajo escénico, su filosa lengua capaz de retrucar cualquier chascarrillo de la platea masculina, su impudicia atenuada por un sentido del humor por entonces novedoso en las mujeres del mundo del varieté, sus bailes irreverentes, hicieron de ella una artista difícil de catalogar.4 “Hablaba malas palabras también, no te vas a creer, yo no era… ahora con vos yo estoy bien, pero a veces me decían alguna cosa y yo les contestaba que me chuparan un huevo, sin maldad. Ellos se mataban de risa. A veces me decían que me desnude. Yo les contestaba: ¿qué me querés ver, la cuchufleta?, ya me las vas a ver.”1
Gira sud y centroamericana
Rita trabajó en Uruguay, Brasil, Chile, Perú, Nicaragua (en épocas de Somoza), Guatemala, Panamá, Bolivia, Ecuador entre otros, pero siempre volviendo a Rosario. Tuvo la oportunidad de conocer y trabajar en aproximadamente 20 países.
Su primer destino fue Chile, donde –como ya comentamos– fue conocida como Rita Day. Actuaba en el Club de la Medianoche de Santiago. Cuenta que comenzó a vivir en hotel, siempre en hoteles; aunque su sueño no era ganar dinero; sólo sobrevivir. Sin embargo, las ganancias llegaron, junto a las alhajas, brillantes, tapados de piel; aunque en el hotel Pelayo la doparon y le robaron todo.
El siguiente destino fue Brasil, donde –también contamos- adquirió el seudónimo que la acompañaría el resto de su vida. Más tarde desembarcó en el Dancing Pigall (ex Embassy) en Uruguay, donde trabajó con El Chúcaro (Santiago Ayala) entre otros compañeros haciendo cada uno su número.
Finalmente regresa a Argentina; a Buenos Aires en concreto. Es contratada por el cabaret Tetuan (llamado por algunos Te Toin) de Paraguay al 2000; pero al poco tiempo de empezar; los músicos que la acompañaban se pusieron de acuerdo para renunciar. Quedó sola. Para cumplir con el contrato, tuvo que rebuscársela para entretener a los clientes, y bailar entre ellos fue una gran salida. Allí fue donde desarrolló su faceta humorística. Permaneció ahí hasta su clausura.
De allí, se instaló definitivamente en Rosario, aunque cada tanto salía al exterior convocada por algún empresario.
Sus amores
Otro de sus orgullos es no haberse entregado por dinero. Uno pudiera pensar, con cierto prejuicio, que, por su profesión de bailarina de cabaret, era una consecuencia natural que ejerciera prostitución de forma habitual o incluso ocasional. «Tuve una conducta intachable. Nunca cobré, porque me enseñaron que, si usted cobra, Dios la castiga; si no, no. El sexo es una necesidad del hombre y la mujer; si usted cobra, es comercio.»3 “Y yo pensaba que si me veían con un hombre iban a decir que era puta. Porque lo primero que decían era eso, tras que trabajaba en un cabaret, era puta. Todo el mundo, todo el mundo”, decía sin ningún dejo melodramático. Negaba terminantemente haber sido trabajadora sexual. Lo mismo dicen los que recuerdan aquella época. “Ella no trabajaba.”1
La actriz Rita Cortese, quiso conocer a su homónima “La Salvaje” en una oportunidad en que la actriz visitaba la escuela de teatro que dirige a una cuadra de donde vivía Juana, allá por el año 2009. Cortese, con oficio y ternura, quiso conocer los momentos de gloria de la Rita de Pichincha, preguntando: ¿Y sobre el Madame Safó? Ahí Rita se plantó. Ella conoció el lugar, pero jamás en su vida pisó un prostíbulo, aclaró y le hizo saber que lo suyo era el canto de porquerías. «Viuda chueca, histérica, preñada, solterona y ando buscando un maaaacho, acá no veo ningunooo con algo así…» tarareó en aquella oportunidad.5 El Ideal era un prostíbulo, en la calle Pichincha, hoy Richieri. Nunca entré a un prostíbulo. Estaba todo mezclado pero a nosotras, las artistas, nos mandaban a buscar en auto y nos llevaban de vuelta.2
Nunca se casó. Confesó que le hubiese encantado casarse y tener hijos, pero sólo enamoró en dos oportunidades, a ambos los conoció en un cabaret, bailando, y ambos la engañaron.6 No tuvo suerte en el amor. “Me enamoré profundamente después, mucho, mucho, en Tucumán, de un Turco. (···) No me quería, tenía otra. Yo no sabía nada, pero me golpean la puerta del hotel, quién es, pase, la señora de tal… Le dije mire, perdóneme, yo soy una mujer que trabajo y no le pido a nadie el nombre completo o si es casado o soltero.”2
Su segundo gran amor surgió mucho después, en Córdoba y la experiencia fue peor. Yo iba y venía de Córdoba a trabajar, pero nunca me había gustado nadie. Estaban esos momentos de placer, como dicen, y chau. Me enamoré en el año 60, también turco, comprometido, con novia, era Miss Córdoba la novia y se parecía a mí. Yo vivía en un departamento con una amiga. Y viene mi modisto a pedirme un vestido y lo ve a él, y el modisto me contó todo. Yo me quise morir. Conocía hasta la madre, venía la madre, me adoraba, el padre me adoraba, vino a Rosario a verme. Pero él se casó con la chica, al poco tiempo tuvo un hijo.” Añora ésas épocas: Yo con él hubiera sido muy feliz, porque nos llevábamos muy bien. Yo puse un departamento, con mi plata, en Córdoba, para vivir con él. Fui al Emporio de la Loza, me gasté 13 mil pesos, que en aquél entonces 13 mil pesos era muchísimo. Si no hubiera venido ese muchacho a decirme, hasta ahora estaría con él.” Cuando –mucho tiempo después- el sujeto en cuestión de separó de su mujer, mandó a buscar nuevamente a Rita.2
Ante ambos desengaños amorosos, Rita encontró consuelo en Dios. “Lloré, fui a la Iglesia, me arrodillé a pedirle a Dios que me lo haga olvidar” Y cuenta con orgullo que Jesús le cumplió; y por ello quiere tanto a los santos. Nunca más se enamoró y le atribuye ese logro a la providencia Divina: “le pedí tanto a Dios, tanto a Dios, que no quería enamorarme de nadie, de nadie, de nadie. Sí tuve eso de estar, nomás, pero es una cosa muy distinta. No era santa yo.”
También en encontró consuelo en la fe cuando decidió interrumpir un embarazo: “Quedé en estado y me lo tuve que sacar porque estaba trabajando. Me dolió mucho, lloré mucho, pero no llegué a las tres semanas. Me lo saqué enseguida, porque empecé a arrojar y a arrojar (es su forma de decir vomitar), y me lo saqué. Por el cuerpo, mirá si quedaba con una panza así o con una cintura así, me moría. Lo sentí muchísimo y le pedí a Dios cincuenta mil veces, y le pido siempre que me perdone. Pero dios sabe que lo tenía que hacer y Jesús sabe que lo tuve que hacer porque si no qué sería, qué sería.”1
Ya retirada de las tablas, Rita todavía no abandonaba su fe. Siempre fui creyente. Virgencita, por más que digan que vos no existís, que sos de goma, que sos un papel, yo te quiero lo mismo y nunca te voy a dejar. Ella es mi madre, porque como no tengo mamá y cuando estuve allá la tocaron, me desordenaron las cosas, pero eso no puede ser, no la pueden tocar porque ella es mía, les puede pasar algo ahora. Para Vivi (la gata con la que vivió el último tramo de su vida) le pido a San Martín de Porres, que me la curó porque ya tuvo cuatro operaciones, contaba.2
Rita La Salvaje siempre fue peronista. Se cuenta que –en el momento más triste de su vida- cuando ingresó a la guardia del hospital psiquiátrico Agudo Ávila, exclamó ¡Soy Juana Gonzalez, de Avellaneda y peronista, doctor! Aunque enseguida rectificó: ¡Soy Juana Gonzalez, de Avellaneda y evitista! Patricia Narvaez lo describe muy bien: Le pareció políticamente correcta la invocación separada del líder partidario, dado que el coronel “la usó, se subió a su éxito, al igual que muchos –y muchas que prefiero no nombrar– se subieron al mío.” El coronel, lo supo ella de muy buena fuente, ni visitaba a Eva cuando estaba enferma, porque prefería irse al nigth club en compañía de la otra; así de desgraciada se sentiría Rita cuando casi nadie fuera a visitarla durante su internación. A Eva Duarte y a Rita la historia, vista así, las hermana.”2
Ya de anciana, en una entrevista declaraba dada en su casa, Rita declaraba que deseaba conservar el cabello largo, así se podía peinar a lo Evita. “La tengo allá cuando era artista y ahí cuando era presidente y la tengo en una moneda, también, que nadie la tiene a esa moneda”, recordaba con nostalgia. También recuerda que a Evita la conoció en Avellaneda, en la casa de una de sus hermanas: levantó la olla y comió con el cucharón lo que estaba haciendo mi hermana. Ese mismo día regaló zapatillitas, guardapolvos.
Rita en Pichincha
En Rosario actuó en varios espacios: Desde sus comienzos en el Paradise Dancing de calle Mitre; pasando por el Teatro Casino en nuestro barrio, sin olvidar las boites Marina (Mitre 861), Caracol (Santa Fe 1357), ya en los años 60. También fue parte del staff del Bambú India (Avenida Belgrano 200), Rendez Vous (Avenida Belgrano 202) y el Panamericano, donde se retiró.4
En la década del 60, en la plenitud de su carrera, las noches transcurrían en el escenario del Teatro Casino; en donde –según sus propias palabras- concurría un público bravo y propenso al desborde. Allí, los espectadores libidinosos obligaban al director de escena a estar pendiente de los intentos de abalanzarse sobre las bailarinas y la propia Rita. Ante estos hechos, de inmediato se ordenaba bajar el telón de madera.7
Felix Daquia, dueño del Teatro Casino le propone: ¿Por qué no te desnudás? Hacé estritís (sic). Empezó “sacándose lo de abajo”, después comenzó a hablar con público. Pipo y Bordobaro, los cómicos del lugar ayudaron a que se desenvolviera más y mejor. Rita era la encargada de cerrar el espectáculo: Tenés un cuerpo como para cerrar el espectáculo, le decían. Confiesa que nunca se cuidó; que su cuerpo se fue formando y manteniendo con el bailar, abrir de piernas, tirándose para adelante, para atrás, con todo ese ejercicio.
Cuenta: Tenía que hacer tres funciones por noche. Empezaba a la 1 y terminaba a las 4 de la mañana. Todos los días. En el Casino salía a cada rato. Hablaba con el público, le tomaba la copa. Me quedaba cerca de media hora, hablaba tanto que no sé, no sé cómo podía. Después me desnudaba.2 Entre sus números, se destacan “El Caramelito” y “El Ventilador” que merecen un párrafo aparte.
Rita también cantaba: Ella misma definía su show como un espectáculo cómico musical. No se consideraba una vedette. Empezaba: Buenas noches, ¿Cómo les va? ¿Qué tal, chicos? ¿Están bien? ¿La noche cómo la pasaron? ¿Están dormidos o están despiertos? Vean lo que les voy a decir:
Me llaman la salvaje porque soy terrible en cuestiones del amor / me llaman la salvaje porque tengo el cuerpo llenito de calor / salvajes mis caricias, mis abrazos, salvajes mis momentos de pasión / salvajes pero llenos de ternura los besos que a los hombres yo le doy / me gritan con terror: ¡salvaje! / Me gritan con amor: ¡salvaje! / Me gritan con pasión: ¡salvaje! / Y quiero a darles todos mi razón.
También hacía imitaciones: Les voy a mostrar cómo se hacen las modelos de acá; decía; mientras desfilaba con ademanes brutos y torpes. Y ahora les voy a mostrar como salen las modelos en Buenos Aires, mientras caminaba de forma delicada y fina. Otra muletilla cómica era: “Ay muchachos, si yo me saco el corpiño, ¿adónde me llegan las tetas?” Uno me gritaba: “Al ombligo.” “Igual que tus huevos”, respondía.
Casi en el ocaso de carrera, actuó en el Rendez Vous, de Avenida Belgrano 202, en el bajo de la ciudad. Tal era su fama que llegaban colectivos repletos desde Buenos Aires para verla actuar. Sin embargo, allí vivió una de las escenas más traumáticas de su vida: Mataron frente de ella a Angelito Ruggero, el hijo del dueño. Entrada la noche, ingresan al lugar y le pegan cinco tiros.
Hugo Pimentel, un compañero de escenario la recuerda: «Lo de ella era fabuloso, en el Panamericano (Ovidio Lagos entre Güemes y Avenida del Valle) la gente se volvía loca. Bajaban de los trenes a las 11 de la noche y esperaban hasta la 1 de la mañana para ver el show de Rita, y en el Rendez Vous lo mismo.” Novias, cumpleaños, despedidas de solteros, primeras salidas de adolescentes, colados, un gran público acompañaba a Rita cada noche.
El caramelito y el ventilador
Rita se recuerda a sí misma: ¡Tenía y cuerpo y unas tetas!… Todo lo hice yo sola…. Decía les voy a empezar a tirar caramelos, así endulzamos un poco. Entonces compré una canastita, la llené de caramelos y les daba caramelos, y después me colgaba un caramelo acá, un caramelo acá (señala las dos tetas) y un caramelo abajo. Y llamaba a uno del público. Le decía que me sacara el caramelito. Arrodillate y hablá a larga distancia, les decía. Entendés para qué. Y cómo venían, corrían a sacar el caramelo. Pero no me lastimaban ni me tocaban nada. Me sacaban el caramelo, lo pelaban y se lo comían1
El caramelito fue uno de sus principales números artísticos y eróticos. Con una tirita de cinta, se colgaba un caramelo en la zona baja. Luego de un movimiento sensual, convocaba al público par que algún voluntario se animara a sacarlo con la boca. Algún joven libidinoso, o quizás alguna persona que estuviera festejando su despedida de soltero hincaba las rodillas sobre el escenario e intentaba arrancar el caramelo con la boca, ante la sorpresa y jolgorio del resto de los asistentes.
El otro sketch fue el ventilador humano. Consistía en cubrir un pezón con tiritas de los colores de Rosario Central, y el otro con tiritas de los colores de Newell’s Old Boys. Movía los pechos uno para cada lado haciendo girar los flecos colgados. El que primero paraba de girar era el equipo perdedor. Dicen que Newell’s Old Boys nunca logró ganar.
“No hay otra, no hubo ni habrá otra que haga lo que yo hice. No es porque sea yo, pero no hay, ahora esta chica que está en Buenos Aires (se refiere a Emme, quien la representa en una de comedia musical) está aprendiendo a mover acá (se señala las tetas), pero nunca en comparación a lo que yo hacía, porque yo hacía para acá, para allá, para acá, y los dos”, le contaba a Sonia Tessa en una entrevista del año 2005 sobre uno de sus números emblemáticos, el ventilador.1
Público de jerarquía
Rita la Salvaje fue muy famosa en su época. Personas de todo el país se acercaban al Teatro Casino para presenciar sus shows. Incluso hay quienes –provenientes de Buenos Aires u alguna otra localidad- sacaban pasaje de tren en la Estación Rosario Norte por la madrugada para poder asistir a alguno de los cabarets de sus inmediaciones.
Compartió escenario con grandes figuras del espectáculo. Por ejemplo, el bandoneonista Rodolfo –Cholo- Montironi y el cantor Carlos Budini alternaban en los tablones del cabaret Morocco.7 Pedrito Rico trabajó en la Marina con junto a la Rita. Rosamel Araya hizo lo propio. Rosita Tulipán y Mario Clavel fueron también compañeros de tablas. Olmedo, Nélida Lobato y Nélida Rocca, Discépolo y el Chúcaro se cuentan entre sus colegas.
Entre su público ocasional, Rita siempre contaba con cariño las veces que la visitaba el Polaco Goyeneche; quien le quitó el caramelito por lo menos tres veces. El Mono Gatica visitaba frecuentemente a Rita la Salvaje en el Café Tetuán de la ciudad de Buenos Aires. Cuenta que él iba con la Tita ataviado con un gracioso sombrero. Raúl Lavié y Amelita Vargas presenciaron sus shows.
Pero la anécdota más celebrada y recordada por la propia Rita, la repasa magistralmente Rafael Ielpi: Sobre un pequeño proscenio, una opulenta mujer desnuda y de pie, escucha en respetuoso silencio a un músico al que ha invitado a subir a tocar un tango, aunque él sólo había acudido esa noche para verla a ella, atraído por la fama de su espectáculo. Lo bueno del caso es que la escena fue verdadera. El lugar se llamaba «Bambú India», la mujer era Rita La Salvaje, el tango «Adiós Nonino» y el músico Astor Piazzolla, que no olvidó nunca aquella escena casi surrealista.4
Internación y ostracismo
No todo fue color de rosas en la vida de Rita. Hubo muchísimo tiempo (casi una década) que desapareció de la escena e incluso fue hasta dada por muerta. Los amigos del campeón desaparecieron, la soledad hizo mella sobre ella. Resultó internada en un hospital psiquiátrico y ayudada por algunas pocas personas.
Rita siempre fue toda alegría, pero se ensombrece cuando se menciona la internación: de eso no quiero hablar. Una madrugada de 1983 la guardia del Hospital Psiquiátrico Agudo Ávila se vio revuelta, aunque no mucho más que una jornada normal. Unas cuatro o cinco personas cercanas a la tercera edad fueran protagonistas. El grupo vestía de civil pero ciertamente incivilizado, con ropas, peinados, maquillajes y alhajas de varieté que, fuera del varieté, daban disfraces. Del varieté, directamente habían terminado en al hospicio.2 Una de las mujeres vociferaba, intentaba explicarle la situación mientras batía ademanes a lo loco y sus pulseras tintineaban. De cerca, él percibía de todos vahos de alcohol. Hasta de esa melena enredada que sobresalía apenas de un tapado de piel añejado, lujo en otra época. La ficha de ingreso rezaba: Juana Gonzalez Ligresti. Pasó un tiempo para que se dieran cuenta que bajo ese nombre se escondía Rita la Salvaje.
Psicosis alucinatoria crónica, traída desde los confines existenciales de Juana. Una patología caracterizada por alucinaciones auditivas, las cuales encadena la imaginación con situaciones irreales. Convertida en Rita, Juana González vive fuera del show como si el público estuviera metido en sus oídos. Un público, mayoritariamente compuesto por hombres que le gritan obscenidades avivadas por el personaje que, una vez terminada la función, deja paso a una mujer solitaria, amiga de desechar convites post función.2 No ahondaremos en su condición: su vida sexual espaciada, no poder superar del todo las desgracias, el engaño, el rencor, la humillación, la culpa, la presión reivindicativa rumiaron demasiado en la psiquis de Juana, fundamentalmente cuando buscaba auxilio en el alcohol. Se ha desnudado para todos, ha construido un símbolo del desparpajo libertino pero necesita la reclusión interna –o cuando no basta, la externa también–, se siente usada, ultrajada moralmente, le prometieron sin cumplir y le robaron; comentaba el Doctor Di Sialle, quien la trató por mucho tiempo. El tratamiento apuntaba a que recuperara la tranquilidad.
Rita –devenida nuevamente en Juana- pasó a un profundo ostracismo. Algunos amigos o compañeros de a dos o tres, siempre estrafalarios en su aspecto, para armar junto a ella un pic-nic en los jardines del neuropsiquiátrico. Desplegaban sobre un mantel la picada que llevaban en una canasta y a escondidas descorchaban un par de botellas de vino. Charlaban de sus viejas épocas. Poco a poco las visitas se fueron espaciando, al mismo tiempo que los cabarets fueron desapareciendo, transformados en boliches, hoteles alojamiento, estacionamientos de autos o lisa y llanamente terrenos baldíos.
La internación de Juana duró hasta el año 1987 aproximadamente, con intermitencias en as que la llevaban y traían de un lugar para ancianos o a otro nosocomio. Para Rita, el tiempo estaba detenido, pero en el exterior, el mundo seguía girando. Prendió fuerte la versión de que Rita la Salvaje había fallecido. Según ella, la hicieron circular los dueños del Rendez Vous con el fin de sacarla del medio y terminar de robarle las pertenencias.
Enrique –Quique- LLopis –reconocido músico de la ciudad- tendió una gran mano a Rita la Salvaje en su peor momento. Con intermediación del PAMI; Llopis consiguió externar a Rita, llevándola a vivir a un local donde funcionaba una editorial de revistas. Allí Rita armó su pequeña pieza y ayuda a Quique en los quehaceres del negocio.
Un tiempo más tarde, pudo asentarse en una pensión a la que pudo acceder por que se organizó un festival a su beneficio. Poco a poco retornó a la vida social, manteniendo su estilo retraído. Pudo alquilar un tiempo, el dinero conseguido quedó atrapado en el corralito, volvieron las peripecias, decidió buscarse una pieza. Fue un regreso, justo en el bajo, sobre San Martín, frente a un puticlub de hoy, sórdido entre la aparente urbanidad recatada.2
En ese cuarto, su cama, un par de sillas, un roperito, una mesa de fórmica hecha altar de fotos suyas, unas pocas pegadas entre guirnaldas de papel, otra de Eva Duarte, unos recortes de revistas. El bracerito, el mate, su gata, el baño afuera, compartido. Su mayor lujo, el televisor con cable, ganado gracias a un canje con la empresa local a cambio de un reportaje.2
En el año 2009 reaparece en los medios de comunicación, cuando la actriz Rita Cortese la visita en su pensión y recuerdan viejas épocas. Cortese con oficio y ternura quiso conocer los momentos de gloria de la Rita de Pichincha. Cómo iba vestida, qué decía, qué hacía, dónde empezó. Comentaba La Capital que entre aquellas veladas en las que sacaba lustre a los cabaret con sus famosos números del ventilador humano y el caramelito y la actualidad, hay un abismo. «Ahora es una asquerosidad, algo que nunca se vio. ¿Le parece correcto que vendan droga por 80 centavos a los chicos de siete años?, preguntó asombrada.8
Aun año más tarde, ya en 2010; Armando Perichón, titular del PAMI de Rosario declaraba: “Su salud no le está jugando una buena pasada. Toda esta situación la encontró sola y sin dinero suficiente para afrontar los gastos de su enfermedad. Supimos que andaba mal y es una afiliada más, por lo que intervino una asistente social. Actualmente Rita se encuentra en casa de unos amigos y recibe un subsidio del PAMI que le permite que se sostenga económicamente.”9
Paso a la inmortalidad
En el año 2014 ingresó a un instituto geriátrico del Barrio Pichincha. Ingresó de buen humor, lúcida, coqueta, con el pelo largo a sus 88 años, acompañada de su amiga y apoderada, Patricia. En su internación, las enfermeras la llamaban por su nombre de pila, pero en seguida fueron acostumbrándose a llamarla por su nombre de guerra “Rita.”6
Su deterioro fue progresivo. Fue perdiendo la lucidez, y al final, ya no reconocía a su gran amiga Patricia, a pesar de que la visitaba a menudo y le conseguía todo lo que necesitaba. Una noche se descompensó, levantó temperatura y fue internada de urgencia en el policlínico PAMI I. Nuca pudo recuperarse. Ya no comía. Se entregó. Decidió convertirse en mito.
Falleció el 07 de mayo de 2016, a los 88 años de edad.
Rita en la cultura popular
En el año 2005, se estrenó un musical denominado Rita La Salvaje. Si bien es una obra de ficción, está inspirada en algunos hechos reales de la vida personal y artística de Juana Gonzalez. Gran parte de estos hechos reales fueron investigados especialmente por Patricia Narvaez que fueron material de este artículo. La obra fue protagonizada por Mariela Vitalle, conocida artísticamente como Emme (hija de Lito Vitale). Fue una idea de Lino Patalano y libro de Gonzalo Demaría. Fue muy bien recibida por el público, y la mismísima Rita fue invitada a su estreno y fue entrevistada por numerosos periodistas al mismo tiempo que re descubierta por las generaciones más jóvenes.
En el año 1999, los realizadores Sergio García y Hugo Grosso publican una docu-fic sobre Rita la Salvaje, ícono del caberet Rosarino. Tiene una duración de 37 minutos y fue filmado íntegramente en Rosario con el apoyo de INCAA, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe, Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario, la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario y con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación. Actúan Miguel Franchi, Andrés Leyton, Matías Martínez, Raúl Saggini, Carlos Quilici, Haydeé Calzone, Ofelia Castillo ente otros talentos locales.
El Cantautor Enrique Llopis, a quien Rita le agradeció infinitamente su generosidad por haberla “rescatado” del hospital psiquiátrico cuando estuvo casi una década internada, también le compuso una canción llamada Rita Desnuda que fue publicado en su disco De Viajeros y Desterrados del año 1985.
La banda de rock rosarina Vudú, incluyó en su primer disco de estudio (Vudú – 2003), el tema Rita, rememorando la osadía de La Salvaje en su paso por los cabaret de la Rosario de los años 50 a 80.
Beto Dominguez, artista Rosarino también compuso letra y música del tema blusero de nombre Unos Foquitos Azules. Los arreglos estuvieron a cargo de Marcos de Baay. Cuenta la aventura de joven –como muchos que existieron- que asiste al show de Rita la Salvaje apenas cumplido los 18 años.
- Sonia Tessa para Página 12 | 05 de agosto de 2005
- Patricia Narvaez | Rita la Salvaje y la Chicago Argentina | 2004
- Clarín | Soy la Única que queda | 30 de junio de 2005
- Rafael Ielpi para La Capital | 08 de mayo de 2016
- La Capital | El día en que Rita La Salvaje y Rita Cortese se hicieron amigas | 22 de febrero de 2009
- Rosario Plus | Cómo fueron los últimos días de Rita La Salvaje | 14 de mayo de 2016
- Ricardo Marconi para Cuna de la Noticia | Rita “La Salvaje”, la bailarina del caramelito frutado y la vainilla mojada | 09 de junio de 2016
- La Capital | El día en que Rita La Salvaje y Rita Cortese se hicieron amigas | 22 de febrero de 2009
- Rosario3 | PAMI asiste a Rita la Salvaje | 29 de junio de 2010
Gracias Rita por los momentos felices que pase en mi juventud viendo tus espectaculos
Como me gustaria conocerte !!!! y hablar de aquellos tiempos
No la conocí pero me intereso siempre su historia. Me encantaría poder saber que ha sido su vida.
Qué historia! Fue una grande esta Rita. Me hubiera gustado conocerla y pedirle que cuente sus secretitos. Un libro de 1000 páginas sería insuficiente. Grande Rita! Qué época linda me perdí…
Rita me encantaría hablar con vos. Quisiera preguntarte cosas y pasarlo bien. Contestame si puede ser , vivo en Puerto San Martín , chauu besos te admiro!!!!!!!!!!!!
La verdad que estoy muy contento de enterarme tanta historia pintorezca de mi ciudad.
conoci a rita en 1972 en un cabaret de Rosario.
No se puede olvidar un tal momento.
Era magnifica
Conocí a Rita en el año 1984, vivía en la misma pension que yo en la calle Richieri 73 del Barrio Pichincha, era una señora amable y educada, no se daba muchos con los vecinos, despues el comentario dentro de la pensión era que se habia enfermado y un buen dia la vinieron a buscar para internarla y se la llevaron con chaleco de fuerza, nos dio mucha pena.
«Rita la Salvaje», una grande de Rosario. ¿Quién no la conoció en sus shows?. Aún recuerdo cuando la veía en el cabaret Copacabana, en Av. Rivadavia frente al parque y a los galpones de la Estación Rosario Norte. Eran comienzos de la década de los 70, y Yo no tenía ni 20 años. Eran también los tiempos de «Lili Bonet, una vedette argentina», como decía su anunciador. Extraño mi juventud, extraño a mi querida ciudad de Rosario, extraño su gente, sus calles, su río Paraná, su futbol … y por supuesto a mis amigos … Eduardo. Sierras de Córdoba. Argentina.
Recuerdo, que vivia en una pension de calle San Martin entre calles Tucuman y Catamarca, ella o sea Rita la salvaje tenía una pieza cercana a la mia, una Sra muy coqueta y distinguida, se merece todo el respeto y admiracion de un Rosario.
Necesito ubicar a Rita, agradezco si alguien tiene ese dato. Gracias.
Rita, para nosotros los rosarinos de las décadas 50 y 60, se instaló en el imaginario juvenil, como un mito arrasador que pervive en el tiempo en el viejo barrio de Pichincha, cercano a Rosario Norte, desembocando Ricchieri casi encima del bajo nivel Blanco Encalada. El negro Olmedo puso de relieve la zona para todo el país.
Necesitaría saber si Rita «La salvaje» esta viva. Si lo está, en que lugar se la encontraria, para conversar un rato con ella. Un viejo admirador suyo.
Hace unos días vi un video de youtube, buscando música para uno mis proyectos. Allí di con un reportaje que le habían hecho a Rita. Me apené mucho. Ella misma decía lo mal que la estaba pasando.
En ese momento vivía de la caridad de una vecina que tenía un quiosco. No se si es verdad que la estan ayudando tampoco a ese momento cobraba jubilación alguna. No se, pareciera que la vida se toma revancha de los que la vivieron plenemente haciendo lo que les gustaba hacer. Ya pasó con otros personajes del mundo del espectáculo y el deportivo, no? Qué nos pasa? por qué no cuidamos lo nuestro? Besos.
no lo puedo creer, hoy, yendo a visitar a una tía de mi marido que está en un geriátrico de calle pueyrredón al 300, me enteré que rita tambien está viviendo allí….la ví bastante viejita y muy sorda…yo no la conocía pero por fotos que ví de ella era muy linda….pero bueno hay que pensar que tiene 87años!!!!!
Con 22 años comence a trabajar en el rendez vous .con mi grupo…y ahi conoci a Rita …..fuimos compañeros de trabajo durante 8 años …luego en el Panamercano y telarañas…lo que puedo decir es que no solo era una gran artista sino tambien un gran ser humano….me aconsejo de entrada de como comportarse en ese medio y me sirvio para manejarme en la vida…….hay muchas acnedotas para contar ….lo unico que puedo decir es que por defender a los compañeros de trabajo tuvo mas de un inconveniente grave…..hoy ya no esta pero fuese una grande ….
hoy actualmente. amo las historias. de Rita. que me cuenta mi tío Miguel Asen ( el turco ) richeri 160 quien vivió siendo maquinista del ferrocarril ROSARIO NORTE. . HOY CON SUS 85 AÑOS RWCUERDA TODA LA VIDA DE NUESTRO BARRIO PICHINCHA. …AMO MI BARRIO. .