Alfonso Alonso Aragón, más conocido como El Poeta Aragón fue un pequeño y pintoresco personaje, que frecuentó el barrio de Pichincha habitualmente por la zona de la Estación de Trenes Rosario Norte. Por sus delirios de poeta, su extrema ingenuidad producto de su corto entendimiento fue blanco de bromas de todo tipo. Su rasgo distintivo era escribir algún ininteligible poema en una servilleta o cualquier otro papel que tuviera a mano a cambio de unas monedas. Sin embargo, trasciende en la memoria de los rosarinos por coronarse como Rey Momo de los corsos de la ciudad por casi 30 años.
¿Genio poeta incomprendido? ¿Orate sin cura? ¿Romántico buscavidas? ¿Mendigo marginal? Hay cientos de calificativos para describir al Poeta Aragón. En estas líneas intentaremos descubrir la naturaleza de su persona recordándolo a través de relatos de vecinos de la ciudad que lo han conocido
Breve biografía
Oficialmente nació en Valencia, Castilla un 23 de enero de 1891. En un reportaje que en 1973 le hace la revista Cebra a Lunares, declara que es oriundo de la misma ciudad que Gregoria Matorras (Madre de San Martín) y Carlos Casado. Llegó a Argentina en el año 1910 y se instaló en la ciudad de Buenos Aires por aproximadamente 10 años. Trabajó como capataz de una cuadrilla de hombres sándwich; aquellas personas que mediante dos piezas de cartón o madera en el pecho y espalda colgadas desde los hombros promocionaban las películas en exhibición en los principales cines. En el año hace un viaje para conocer Rosario, pero termina radicándose definitivamente.
Aragón era una persona de estatura baja y piel muy blanca; pronunciados bigotes, grandes cejas y pelo largo, algo inusual en esa época que suele mencionarse entre los testimonios de los vecinos1 que lo conocieron. De hecho, hacia los finales de los 70, cuando alguien usaba cabellos largos se le espetaba: Cortate el Pelo que parecés el Poeta Aragón2. Deambulaba por la vida con un caminar rápido y una mirada atenta; aunque las versiones concuerdan que era muy atento y siempre se daba vuelta para saludar con una sonrisa3. Era un tipo manso, muy tranquilo; y por ello (junto a su evidente o posible retraso mental) fue víctimas de burlas de las más diversas y crueles. Una de las leyendas urbanas cuenta que Daniel Infante, un ex intendente de Rosario, cuando ambos ya estaban muy ancianos; le había regalado un par de zapatos blancos que usó por varios años; incluso cuando eran tres talles más grandes. Otro atuendo típico de Aragón era un enorme saco rojo muy llamativo que volvían su figura mucho más grotesca.
Vivió por la zona de la Estación de Trenes Rosario Norte, en el corazón del nuestro Barrio Pichincha. Se lo veía en el bar del Hotel Los Colonos, bien frente a la Estación. Algunos testimonios afirman que más que vivir, sobrevivía. Se dice que pernoctaba debajo del desvío ferroviario donde funcionaba la Bodega Furlotti (Crespo pasando Jujuy)4 o incluso le prestaban las instalaciones de una librería porque no tenía donde ir.5
Sobre la calle que ahora es de hormigón, ha aparecido en la zona de Güemes y Boulevard Oroño, corazón dela popular sección cuarta de Rosario, un inefable personaje: Alfonso Alonso Aragón –El Rey del Carnaval- quien ubicará su trono en el lugar que es la antítesis de las evocaciones palaciegas: el primer piso de un hospedaje, al que se sube, eso sí, por una escalera de mármol. En el salón de recepciones, que es dormitorio, escritorio, biblioteca y desván de ensueños, Alfonso Alonso Aragón cuenta, a quien quiera oírlo, peripecias de su vida trashumante. Extrañamente allí la soledad tiene acompañantes: la cama de hierro que le sirve de lecho, otras os que no se sabe para qué están, una mesa de luz y el ropero sin espejo, para no ver la realidad, además de una balumba de papeles con los poemas ripiosos que se pueda imaginar, pero de conmovedora sinceridad. Completa el ambiente, una extraordinaria cantidad de fotografías donde el bohemio aparece en ingenuas poses de Conquistador de la Gloria 6.
Se le conocieron varios trabajos. Supo desempeñarse como empleado de la vieja fábrica de turrones Gandia entre los meses de noviembre y enero, cuando se requería refuerzo de personal para abastecer la demanda de las fiestas de fin de año. El resto del año; galgueaba7 haciendo trabajos de mandadero para agencias de loterías. Algunos relatos de vecinos comentan que se lo solía ver en el Banco Municipal al cual asistía a renovar prestamos de empeños8 o hacía changas a algunos vecinos que le daban unos pesos por el mandado9.
Se afirma que Aragón vivía mendigando la comida y la ropa.7 Aunque otros testimonios dan cuenta de que es falso su mendicidad, habiéndoselo visto comer en todos los bares de la zona de Rosario Norte y pagando siempre; salvo que el comerciante no le cobrara por gratitud a su trabajo10. Sin embargo, su principal rebusque (lo cual no implica que sea el más rentable) era su poesía ininteligible y su reinado de carnaval; a los que le dedicaremos un párrafo especial.
Hay consenso generalizado en que Aragón no era una persona normal y sus comportamientos no eran regulares. Sin embargo, hay muchas opiniones encontradas respecto al origen de su excentricidad. Hay quienes afirman que tenía un evidente retraso metal que en la mayorías de las crónicas o recuerdos no se menciona11. Otros lo tildan de semidemente del que todos se burlaban por su condición; y hay quienes sin tapujos lo consideraban como un liso y llano deficiente mental12. Incluso, se menciona que sus dislates pudieron ser secuelas de la sífilis. En palabras de Rafael Ielpi “Su credulidad inocente, su paso rápido y cortito que lo llevó casi hasta su muerte por las calles de la ciudad, ejerciendo el oficio de mandadero de una agencia de loterías de Pichincha, lo salvaron de las agresiones que suelen sufrir los outsiders, pero no del olvido de las nuevas generaciones, antesala del olvido total”. En unos de sus simpáticos arranques, declaró que cuando estaba en Pichincha, muchas chicas me dejaban pasar, en diez años tuve como cien novias, pero se le frustró la posibilidad después que “cerró” Pichincha. Pintoresco, ingenuo, medio loco, dislocado, marginal, pobre diablo también fueron calificativos habituales para el Poeta Aragón.
Podemos deducir (mejor: intuir) que era un tipo carente de maldad. Vladimir Mikielievich así lo recordaba: “Aragón se mezclaba en el ambiente nocturno rosarino con periodistas, actores y escritores. Su ingenuidad y corto entendimiento lo hicieron pronto blanco de las bromas de esa cofradía”. Algunos vecinos los recuerdan con cariño, asegurando que era un sabio capaz de dar innumerables lecciones de vida13 y otros aseguran que su único “pecado” era vivir al margen de la sociedad.
Alfonso Alonso Aragón: El Poeta sin poesía
Era escena corriente en la zona de Pichincha ver al Poeta Aragón desplegar su arte. Ingresaba a algún bar de la Estación Rosario Norte; pedía un vaso de vino o de cerveza, algún café, y dejana a guisa de propina, una servilleta con un poema dedicado. Escribía largos poemas, laberínticos, rubricados por una enorme firma llena de adornos y lenguajes secretos que aún no se han descifrado. Sus presuntos versos fueron una sumatoria de ripios y dislates que provocaban risas y burlas piadosas.
En sus poesías no había métrica ni rima, y si alguna aparecía era por mera casualidad. En el poeta Aragón las palabras fluían sin pausa alguna, desordenadamente. Es que él fue también (es alguien) que sin saber escribir un poema (de acuerdo a los cánones siempre tan grises de la cordura) había logrado hacer de su vida la figura perfecta para un poema. Algunos atribuyen a la sífilis sus versos que eran disparates de dementes; pero una bien cimentada fama de excéntrico y habitué prostibulario lo ha dejado incólume para la memoria popular.
La escena era reiterada: algún vecino se cruzaba al Poeta Aragón y le pedía una pieza de su obra. Un folleto, una hoja de diario, un envoltorio, cualquier material que sea susceptible de escritura podía valerse en una de sus piezas. Esos atropellos de palabras sin sentido aún se conservan el viejos armarios lleno de polvo; en desvanes o arcones de archivo, esperando ser rescatados del olvido.
El Rey Momo
Una cruel broma de adolescentes lo transformó como rey del Carnaval, concretamente en el Rey Momo y ya nunca abandonaría ese título de nobleza. Cuenta la leyenda que fecha de carnaval, allá por los años 40, un grupo de estudiantes de medicina se encuentra con Aragón, lo emborrachan, lo visten con un mantel y lo suben a la fuerza al trono dispuesto en una carroza del corso12. Ese año fue proclamado rey Momo, y no abdicaría ese título por casi 30 años.
Él mismo afirmó en una entrevista a la desaparecida revista La Cebra a Lunares que el Intendente Culacciati le adjudicó el título de Rey Momo, porque «ya era famoso como poeta desde muchos años atrás». Subido a las carrozas, en la parte más alta, sentado en una silla pintada de dorado con un vestido con pantalones y capa roja, una corona de papel dorado y un palo de cetro o una espada: Esas noches Aragón realmente se sentía monarca y su mirada brillaba feliz disparando sonetos, locuras y agua.
Alfonso Alonso Aragón se “convirtió” en el Rey del Carnaval y asumió ese rol hasta creerse casi el mítico soberano. Y lo hizo hasta la década del 70, tiempo durante el cual su pequeña figura, vestida con manto real y portando el cetro de rigor sobre una carroza de decorada, fue captada por innumerables fotografías. Sus ojos brillaban embriagados de felicidad ante un mundo sustancialmente diferente y culposos de la ridícula alegría.
Rafael Ielpi cuenta: Un español simple a quien quedaba grande el apelativo de Poeta conque se lo conociera hasta su muerte, era presencia indiscutida en aquellas celebraciones de canaval, y su corta figura y larga melena, con centro en mano y corona en la cabeza, sobre alguna de las carrozas que desfilaban, formaba parte de aquella escenografía anual14.
Los vecinos lo recuerdan en los corsos de todas las arterias de Rosario; los de Boulevard Oroño, Avenida Pellegrini, Boulevard Seguí (llamados del choripán por la humareda que emanaba) e incluso los de su barrio en calle Callao. Sin embargo, su popularidad se dio durante la intendencia de Luis Cándido Carballo, cuando los corsos incluso se televisaban y fueron denominado Carnaval Internacional. Se comenta que la Municipalidad solía pagarle al Poeta Aragón algunos pesos para que asumiera su condición de Rey Momo y presidiera los corsos. Es más; solía mostrar con mucho orgullo el recibo donde constaba la retribución: “Cuatro pesos, neto, neto neto” exclamaba15.
Otra cruel broma sufrida por el Poeta Aragón se da en los festejos de carnaval cuando el corso transcurría por Boulevard Oroño desde Pellegrini hasta 27 de Febrero. Un tal Álvarez (español) tenía un viejo camión de carrocería plana y de color amarillo que había ofrecido para hacer la carroza del trono del Poeta Aragón, ya por entonces, consagrado como Rey Momo de forma vitalicia. Hecha la carroza, al arrancar el corso le ofrecen al Poeta un vaso de gaseosa con un fuerte purgante. Son varios los vecinos que recuerdan lo desfigurada que tenía la cara y los gritos que pegaba Aragón suplicando al conductor del camión que parara la carroza porque se sentía descompuesto. El desenlace es fácil de imaginar, y quedó grabado en la retina de muchos asistentes.
En el año 1974 los festejos de Carnaval se suspendieron. Ese mismo año, en la ya mencionada entrevista que le hiciera la revista La Cebra a Lunares, Aragón, en otro de sus dislates acostumbrados, declara “O es un golpe de la política o es para perjudicarme”. Por esas paradojas de la vida, Aragón moriría unos meses más tardes. Quizás no pudo resistir una vida sin carnaval.
Su muerte y paso a la inmortalidad
El Poeta Aragón falleció el 21 de diciembre de 1974 a los 83 años de edad. Días antes había sido internado el hospital Roque Saenz Peña. La Municipalidad de Rosario se hizo cargo de los gastos de sepelio y entierro, cediendo apenas un cajón de pino y un nicho en el cementerio El Salvador. A la inhumación asistieron el intendente Rodolfo Ruggeri (1973-1976) y algunos concejales. Néstor Capa, poco tiempo después comprueba con gran indignación que fue un acto para la parodia pública, pues el nicho había sido desocupado y sus restos remitidos al osario común.
Gary Vila Ortiz afirma con algo de poética “El poeta Aragón murió en diciembre de 1974. El 21 de diciembre. Tuve el triste privilegio de escribir su necrológica y además de hacerle mandar, de parte de La Capital, una ofrenda floral. Alfonso Alonso Aragón murió a los 83 años. Murió en un cuarto cercano a Rosario Norte, en la zona de Pichincha. En la puerta entonaba un aullido de tristeza un perro que lo amaba. Le dieron un adiós que fue como un apretón de mano de la ciudad que lo quería. Nadie fue a su entierro, como corresponde.16” Falleció el Rey Poeta, pero nació la leyenda.
Alfonso Alonso Aragón: Inspiración para varios
El dibujante y pintor Gregorio Zeballos, en varias de sus obras incluyó al personaje como un símbolo popular de la ciudad.
En la muestra permanente del Museo de la Ciudad (dependiente de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario) hay una réplica de la pintura “Rey Alfonso”, obra del pincel de Rodríguez Cillis.
En la novela Juvenil «El visitante»17 de Alma Maritano, se hace una breve referencia al Poeta Aragón y al tema musical compuesto por Rafael Ielpi y Quique Llopis. Cuenta uno de los protagonistas de la novela, que “En el año del moco, cuando mis viejos andaban de novios, había un loco lindo, que se hacía llamar Alfonso Alonso Aragón (…) que en lugar de pedir limosna, o hacer otra cosa, a la noche se iba por los restoranes, las confiterías y les hacía versos a las parejas que estaban allí (…) les preguntaba el nombre a las pibas y con ese nombre en un momentito les hacía un verso … entonces el novio le daba algo de plata, no sé, lo que quería. A mi vieja una vez e hizo un verso, ella siempre lo guardó. (…) Después, todos los carnavales, lo coronaban rey, siempre era el Rey Momo, el Rey del Carnaval”
Enrique “Quique” Llopis, en su disco del año 1981 llamado De mi ciudad recuerdo, incluye un tema de nombre Requiem para el Rey Alfonso, que evoca al Poeta Aragón. La letra pertenece al escritor Rafael Ielpi.
Tenía alma de poeta y ojos de chico
y por más de veinte años fue el Rey Momo
de todos los carnavales de mi ciudad…
Así te recuerdo ahora, Alfonso Alonso Aragón, rey sin reinado.
Cruzabas el corso sobre una carroza
con la tapa añeja bordada de rosas
y un aire indefenso de mago cansado
que llora su drama de rey sin reinado.
Andaba tu asombro por los carnavales
como un buen remedio de todos los males,
repartiendo versos de rima gastadas,
por parques desiertos y olvidadas plazas.
Ay, ay, ay Rey Alfonso,
que sonso se ha quedado el carnaval.
Un rey Momo triste, de ojos de criatura,
casi un Don Quijote de corta figura,
repartiendo dones de dicha mezquina,
con ecos de murgas y de serpentinas.
¿Quién iba a decirte rey de fantasía,
que tu reino vive libre todavía,
sin esa carroza de flores de trapo,
en la que remabas solo por un rato?
Ay, ay, ay rey Alfonso,
que sonso se ha quedado el carnaval.
Reinaste en un corso de luces opacas,
donde hay mascaritas que esconden la cara
y viejos payasos de boca infinita
para la sonrisa de tu bienvenida.
Un rey escondido dentro de un poeta,
de larga melena, menguada chaqueta,
y ese don perdido de dar alegría
al que solo tiene penas en la vida.
Ay, ay, ay Rey Alfonso, que sonso
se ha quedado el carnaval.
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- Marchetti Silvio | Revista uno para todos. El mutualista, Rosario 1971 en ZINNI, Hector Nicolás | El Rosario de Satanás Tomo Segundo; Editorial Fundación Ross; Rosario, 1991
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- Facebook | Fotografías y Estampas del Rosario antiguo | Publicación de Idina Ferrero | 31 de enero de 2017.
- IELPI, Rafael | Vida Cotidiana – Rosario (1930 – 1960) – Fascículo 5: Bailes, diversiones y Carnavales
- Facebook | Fotografías y Estampas del Rosario antiguo | Publicación de Pato Ubaldo Mauro | 01 de febrero de 2017.
- Diario La Capital – 26/11/2006
- MARITANO, Alma – El visitante – Ediciones Colihue – Buenos Aires, Noviembre de 1996
Me encanto leer sobre los personajes de mi ciudad,trato de escribir sobre personajes de la ciudad. En mi primer trabajo sobre la cuidad la Historia del Hospital Roque S Peña,me encontre con la historia del poeta Aragon,quien fallecio en ese hospital.
Espero poder conectame asi comaprtimos lo escrito
Me gustaría saber si puedo usar los escritos (citando la fuente) en la guía y agenda cultural de rosario. Dicha agenda se distribuye gratuitamente.
Un abrazo y esperando una respuesta.
Al leer los versos de Requiem para el Rey Alfonso me entró una nostalgia, casi con tristeza, casi con lágrimas, por que me parece verlo con su capa roja, algo rotosa,y en sus últimos años, ya sin carroza, caminando al final de todos, como un duende, como un rey sin corona; la gente mayor por respeto lo aplaudía y los más jóvenes, que no conocían su historia se burlaban inocentemente de este personaje mítico de la ciudad.
ARAGON PERTENECE A LOS RECUERDOS MAS ENTRAÑABLES DE MI QUERIDA ROSARIO.TENGO 77 AÑOS ,Y ARAGON UN LOCO LINDO ESCRIBIA LAS POESIA PARA LA MURGA DE LA CUAL YO ERA MASCOTA… JOSE MONTES
Hoy 8 de mayo de 2011 conseguí una foto del poeta Aragón sacada en 1972 en una pizzería de Av.del Valle 2789. Tengo historias para contar de Pichincha, de sus bares nocturnos, de sus personajes…
Che, que hermoso esto, y LA PUTA MADRE. se me esta queriendo caer alguna lagrima. En el 74 termine el secundario, con toda la carga emotiva que eso conlleva, y de verdad, no lo olvido AL REY, con quien tantas veces me cruze por la calle, en aquella epoca, y la agencia de loterias donde trabajaba Alfonso, era de una prima de mi viejo, asi que lo emotico se potencia. LAS VUELTAS DE LA VIDA, VIEJO. ABRAZO ROSARIGASINOS GRANDE A TODOS.
que loco yo soy de pichincha nací y viví toda mi vida ahí y jamas escuche de ese personaje , mi bisabuela vivió toda su vida en la calle callao y güemes desde 1915 hasta el 2003 que falleció , que loco cuantas historias tiene el barrio
quisiera saber donde se encontraba la fábrica de turrones Gandia que citan en el art.sobre el poeta Aragón?
tengo 55 años y un recuerdo imborrable de EL POETA, cuando mi padre que era ferroviario y al pasar junto a él me contó varias anécdotas de este impresionante personaje . Cuantas hermosas historias tiene mi querida Rosario,
Mi mejor homenaje a este pequeño gran poeta y rey, que un día, sentado al lado mío en el tranvía 22, yo era una jovencita apenas, me regalo un poema, sobre el amor y la primavera… creo que me mintió cuando dijo que había nacido un 21 de setiembre. En la inconsciencia de mi juventud no conserve el poema….. cuánto lo lamento hoy….