Semana Pichincha del Museo de la Ciudad

Semana Pichincha
Semana Pichincha

Entre el 24 de agosto y hasta el 04 de septiembre de 2022 transcurrió la «Semana Pichincha» que consistió en una serie de recorridos gratuitos por el Barrio Pichincha, como extensión de la muestra Pichincha. Historia de la prostitución en Rosario 1914-1932 en exhibición en el Museo de la Ciudad.

«La idea de generar Semana Pichincha está relacionada con lo que venimos trabajando de considerar al Museo de la Ciudad como un museo abierto, un museo que no solo se piensa en el edificio sino en toda la ciudad» afirma Nicolás Charles para el portal Rosario Noticias. «Se busca ser lo más amplios y abarcativos posible con la historia de este barrio, transversal a la de nuestra ciudad. Sobre todo, en relación a la explotación sexual de las mujeres en el período de 1914-1932, que tiene que ver con la prostitución reglamentada» agrega.((Rosario Noticias | Con recorridos históricos llega la «Semana Pichincha»))

La Semana Pichincha comenzó el miércoles 24 de agosto con una propuesta de cine-debate. En ORT (San Juan 1531) se proyectó el film «Cementerio Prohibido» de Emidio Berghella. La película contó una historia particular, la de las mujeres víctimas de la trata de personas en la Rosario prostibularia de los años 30, en el barrio de Pichincha.

Con la colaboración Digna Barria, proyecto de extensión universitaria de la UNR y a la vez espacio de encuentro, reflexiones y creación colectiva para pensar las ciudades desde los feminismos, conformado por arquitectas, trabajadoras sociales y politólogas, se desarrolló el sábado 27 de agosto por la mañana el «Recorrido urbano con gafas violetas. Historias de mujeres entre Pichincha y Refinería» recreando la historia de los barrios de Pichincha y Refinería para visibilizar las huellas de las mujeres que allí resistieron distintas opresiones.

A las 18 horas hubo una «Visita a la cervecería Schlau» recorriendo el espacio interior de una de las fábricas de cerveza más importantes del país y símbolo de la ciudad de Rosario. La visita estuvo a cargo de Patricio Paduán quien trabajó en la fábrica en los años 60 y cuyo padre fue el primer maestro cervecero de origen argentino en Rosario.

Historias de la prostitución reglamentada

Desde barriopichincha.com.ar estuvimos participando en otro de los recorridos, el denominado «Historias de la prostitución reglamentada» estrechamente vinculado con la muestra en exhibición del Museo de la Ciudad. El encuentro fue a las 16 horas en la puerta de la Secretaría de Cultura y Educación (de la cual depende el Museo). Después de una rápida acreditación (había que inscribirse con anticipación y los cupos se agotaron rápidamente) empezó el recorrido guiado magistralmente por personal del Museo y colaboradores.

A pocos metros de empezar se hizo la primera detención en la Estación de Trenes Rosario Norte. Allí nos contaron que la cercanía del barrio a la Estación –originalmente llamada Sunchales- y al puerto del Rosario, fueron factores fundamentales para la radiación de las casas de tolerancia en la zona. Se narró que Rosario fue la primera ciudad del país en abonar al régimen reglamentarista de la prestación, por la cual la actividad no solo estaba permitida, sino tuitivamente regulada legalmente. Así se establecían zonas de radicación, características edilicias de las casas de tolerancia, factor ocupacional, personas a cargo, periodicidad de controles sanitarios, etc.

La segunda escala fue en la puerta del popularmente conocido Madame Safó, aunque como bien se explicó, investigaciones recientes dieron cuenta que su verdadero nombre resultó ser El Paraíso. Allí aprendimos que éste como muchas otras edificaciones de la zona fueron construidas con el fin inmediato de servir como casa de tolerancia. Cada una de ellas estaba a cargo de una regenta a la que se denominaba Madama. La reglamentación prohibía que personas del género masculino estén a cargo de una casa de tolerancia, por ello, era muy común que la madama sea amante, esposa o concubina del dueño del prostíbulo. El título de madama, a veces, trascendía a las personas. Así, por ejemplo, es muy posible que haya existido más de una persona con el “puesto” de Madame Safó. Ayudados de material gráfico, pudimos observar algunas planillas prontuariales de “pupilas” que en su ficha declaraban la profesión de “prostituta” del establecimiento de Pichincha 68 bis a cargo de Madame Sapho. Finalmente, nos enteramos que el Paraiso fue el prostíbulo más lujoso de la época y a su vez, el más caro.

Siguiendo el recorrido por calle Pichincha, nos adentramos en la tienda y depósito de la marca de ropa Archie (Pichincha 87) donde antiguamente funcionó otro de los prostíbulos más recordados: El Petit Trianon. Allí observamos en su fachada el clásico bajorrelive denominado Leda y el Cisne que todavía se conserva. Gracias a la amabilidad de los dueños del local, se pudo ingresar ordenadamente para conocer su interior, que aún conserva su impronta de principios de siglo pasado. Un amplio patio, con puertas a los lados nos pusieron en ambiente de lo que era una casa de tolerancia en los años 20. Las altas columnas de hierro, el lucernario (hoy reemplazado por chapas) y las mayólicas originales en algunos sectores de la edificación rápidamente nos pusieron en contexto.

Instantes después de ingresar y acomodarnos alrededor del piano de cola en medio del patio fue el momento más solemne del recorrido. Dos actrices caracterizadas como prostitutas hicieron una intervención de lo que bien podría haber sido una escena cotidiana del Petit Trianon a principios del siglo pasado. Con las fotos de Berni a mano –también exhibidas en el Museo de la Ciudad- jugamos a identificar en qué esquina del patio fueron tomadas, comparando las mayólicas, los planos, los detalles. No faltó la explicación sobre el funcinamiento de la forma pago de los servicios de las prostitutas mediante el sistema de fichas.

En la esquina de Jujuy y Pichincha tocó hacer otra parada. Contemplando en lo que hoy es enorme salón vacío que sirve de estacionamiento; anteriormente funcionó el Teatro Casino, donde, décadas posteriores, deslumbró al mundo Rita la Salvaje. El recorrido continuó por calle Jujuy, con una breve detención en un geriátrico donde antaño funcionó otro recordado prostíbulo: El Internacional. Ya por calle Suipacha nos detuvimos a la altura del 155/163 donde se mantiene intacta la fachada del Instituto Antivenéreo o Dispensario que registraba las revisaciones semanales de las pupilas en su libreta de salud. Aprendimos que en la vereda del frente, en Suipacha al 150, funcionó el Café Royal con su particular forma “Casa de Pensión para mujeres dedicadas al ejercicio de la prostitución”. En efecto, aquí las prostitutas no trabajaban al servicio de una madama, sino que de forma “independiente” rentaban una habitación por un monto fijo (diario, mensual, semanal) al dueño de la casa de tolerancia y se quedaban con el 100% de lo recaudado en el turno. Un artículo muy interesante de María Luisa Mujica relata con mayor detalle este sistema particular, así como la curiosa “huelga de prostitutas” que ocurrió a mediados de 1930.

No sin antes hacer mención a las farmacias Lister y de la Universidad, el recorrido finalizó en el actual bar Casa Brava de Pichincha 120 en donde hasta hace poco funcionó la miloga El Levante. Allí, gracias a la amabilidad de sus inquilinos, también pudimos ingresar para conocer las instalaciones de lo que en otras épocas fue también una casa de tolerancia. El principal atractivo fue poder acceder a la terraza donde todavía se mantiene el techo lucernario vidriado corredizo, tan común a principios del siglo pasado. Ese techo, al descubrirse, permitía la recirculación del aire en esos espacios en donde el cigarrillo, el alcohol y el permanganato viciaban el ambiente a menudo.

El recorrido finalizó con una copa de vino gentileza de Casa Brava e invitando a reflexionar, a recordar con respeto y a no romantizar la explotación sexual. Creemos el objetivo de abordar, problematizar, poner en tensión y traer a la actualidad el pasado prostibulario del barrio que se fijó Nicolás Charles y todo el equipo del Museo de la Ciudad está cumplido. Desde nuestro humilde espacio, no nos queda más que felicitar a todo el equipo de trabajo por tan prolija organización y celebrar este tipo de iniciativas de acercar el museo a los barrios, a la gente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.