Sexo bajo control
La prostitución reglamentada, un escabroso asunto de política municipal. Rosario entre 1900 y 1912
- Autora: María Luisa Múgica
- Género: Historia
- Editorial: UNR Editora
- Edición: Rústica – 23 cm x 16 cm – Tomo único
- Número de páginas: 204 páginas
- Año: 2001
- ISBN: 978-950-673-293-6
Sinopsis
La condición de la mujer prostituta ocupa un lugar de primer orden pero como parte de un proceso mas amplio: el del disciplinamiento social, tarea en la cual, como decía Foucault el control de los cuerpos, es particularmente relevante. Con rigurosidad y hasta meticulosidad metodológica, María Luisa Múgica revela todas las instancias del régimen prostibulario al mismo tiempo que arma una verdadera tesis sobre su rol en el conjunto de la cruzada disciplinadora lanzada por los médicos higienistas y los hombres e instituciones del poder.
Se trata de un libro histórico de sorprendente actualidad, como lo revelan los enconados debates entre vecinos, prostituidos y autoridades gubernamentales que recientemente han tenido lugar, especialmente en Buenos Aires, aunque la cuestión no es ajena a Rosario. La existencia o no de «zonas rojas», finalmente algo parecido al a prostitución reglamentada, puede encontrar en este libro algunos argumentos significativos, a través de un análisis de un antecedente histórico relevante.
Sobre el autor
María Luisa Múgica es Profesora de enseñanza Media y Superior en Historia y Licenciada en Historia, títulos otorgados por la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Es Magister en Ciencias Sociales con orientación en Sociología, título otorgado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y Doctora en Humanidades y Artes con mención en Historia (UNR). Ha realizado Estudios postdoctorales en la Universidad Nacional de Córdoba. Es profesora adjunta de la cátedra Teoría de la Historia y Directora de la Maestría en Historia Socio-Cultural (UNR).
Fue Becaria del Consejo de Investigaciones de la UNR (CIUNR) entre 1995 y 2002. También ha obtenido en 1998-1999 obtuvo una beca de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe. Es docente universitaria la cátedra Teoría de la Historia (UNR). Ha publicado artículos en libros y revistas académicas especialmente sobre prostitución reglamentada en Rosario en las primeras décadas del siglo XX. Fue coautora de Los desafíos de la modernización, Rosario – 1890-1930; Las batallas por la identidad; espacio, Memoria e Identidad y Territorio, memoria y relato en la construcción de identidades colectivas (3V). Integra desde hace años equipos de investigación especializados en Historia de Rosario.
Relación con el barrio
El libro de María Luisa Múgica se relaciona directamente con el Barrio Pichincha porque fue allí donde la prostitución reglamentada encontró su escenario más visible en Rosario entre 1900 y 1912. Pichincha no aparece solo como un territorio de burdeles y cafés, sino como un espacio donde se cruzaban médicos preocupados por la higiene urbana, policías, políticos municipales y, claro, las mujeres que trabajaban en esas casas de tolerancia. El texto no está exclusivamente orientado al Barrio Pichincha, pero sí explica cómo el barrio se convirtió en un laboratorio urbano para aplicar medidas de control social y sanitario, dejando en claro que su desarrollo fue el resultado de decisiones políticas y no únicamente de la vida nocturna.
Lo valioso del libro para la historia del barrio es que pone en foco en la normativa municipal sobre la prostitución: da cuenta de la forma en que el Estado municipal regulaba cuerpos y costumbres, y cómo esas disposiciones impactaban de forma directa e indirecta sobre la identidad de toda una zona de la ciudad. Invita a pensar el barrio no sólo como un lugar de diversión y escándalo, sino como un escenario central para comprender la Rosario moderna.
Aspectos destacados de la obra
Dice Alicia Megías que el trabajo de elude las miradas más tradicionales sobre la cuestión de la prostitución; no es un análisis desde la perspectiva del género; tampoco es, en sentido estricto, un estudio excluyente sobre disciplinamiento o control social o moral. Es, en todo caso, una historia de cómo desde el poder político se resolvió (o, para decirlo con precisión, se pretendió resolver) un problema que no era exclusivo de Rosario pero que adquirió aquí una especial magnitud.
Sexo bajo control ancla firmemente la cuestión de la prostitución en la historia de la ciudad; hilvana una serie de hipótesis que se inscriben en la lógica general y en el clima de ideas del período. De ese modo, la cuestión del ejercicio de la prostitución no aparece recortada de los otros problemas de la ciudad y de sus habitantes, sino como parte constitutiva y por lo tanto inseparable, de esa lógica general que presidió la dinámica social, política y económica de la ciudad.
En lo sustancial, Sexo bajo control explica cómo se tejió la trama que, además, tuvo la complejidad adicional de pertenecer simultáneamente a lo público y lo privado. Cómo se hizo y deshizo permanentemente y cómo, sus muchos y variados actores fundamentaron, propusieron y accionaron según sus expectativas e intereses: la Municipalidad, los vecinos, el complejo elenco prostibulario, los saberes médicos, el sistema del orden y control tanto municipal como policial y los alineamientos partidarios.
Crítica
El libro ofrece una investigación rigurosa y bien documentada sobre un período clave en la historia de Rosario, en el que la prostitución reglamentada se convirtió en un asunto central de la política urbana. Su mayor fortaleza es la claridad con que reconstruye el entramado de intereses entre médicos higienistas, autoridades municipales y sectores sociales que buscaban controlar la vida en el barrio Pichincha. La autora combina artículos de prensa, documentos oficiales inéditos hasta el momento (como por ejemplo, prontuarios policiales, el archivo de Obras Particulares de la Municipalidad de Rosario, expedientes terminados del Concejo Deliberante) para dar cuenta de un fenómeno complejo, iluminando no solo el debate sobre la moralidad, sino también las disputas de poder que marcaron a la ciudad.
La densidad académica del texto puede resultar un obstáculo para lectores que busquen un relato más narrativo o vivencial. Es difícil de leer. No es una lectura liviana para leer a la noche antes de acostarse. La abundancia de referencias normativas, citas documentales y referencias bibliográficas jerarquiza la lectura y la hace más afín al ámbito universitario que a un público general.
Aun con esas limitaciones, el libro es altamente recomendable para quienes deseen comprender cómo se construyó la identidad de Pichincha como “barrio prostíbulo” y cómo las políticas públicas incidieron en la configuración social de Rosario a comienzos del siglo XX. Es un texto indispensable para investigadores, estudiantes de historia y ciencias sociales, así como para cualquier lector interesado en descubrir la trastienda política y cultural de uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad.
Breve fragmento
Se llamaba casa de tolerancia al establecimiento que estaba habitado por prostituta o prostitutas y, por tal, recordemos se consideraba aquella que se desempeñaba en esa calidad, a las regentas, a las camareras de café (durante un lapso breve) y se incluí también, al personal del servicio doméstico de los burdeles -mujeres que trabajaban ahí “a sabiendas” y que por su edad estaban en condiciones de ejercer la prostitución, como rezaba el reglamento de 1900-. Éstas últimas solo podían ser desobligadas de las prescripciones establecidas en las ordenanzas sobre la prostitución, por la Dirección de la Asistencia Pública. (···)
Las casas de tolerancia sólo se podían emplazar en los puntos que así indicaba la intendencia y se clasificaban en distintas categorías según el número de mujeres que allí trabajaban. Las dos categorías posibles eran: 1ª y 2ª. Las de 1ª categoría podían albergar entre una y dos mujeres y las de 2ª, mas de dos. Estas cantidades fueron variando a través de sucesivas ordenanzas, aunque sólo para los prostíbulos de 2ª categoría. Así, el 15 de diciembre de 1903 el número de mujeres se fijó en cinco; el 25 de junio de 1906 se permitió hasta diez y el 31 de mayo de 1907 se dispuso, finalmente, el número máximo de quince mujeres.
—Capítulo 3 – 2. Las casas de tolerancia reglamentada ¿Formas insularizadas de sexualidad aséptica o de relajación de las costumbres? (páginas 66 y 67).
